Enseñanzas de la Pandemia

Mayo 22, 2020

299
Facebook Twitter LinkedIn Google+ Pinterest WhatsApp
Copiar Enlace Tu navegador no soporta copiado automático, por favor selecciona y copia el enlace en la caja de texto, luego pégalo donde necesites.
Cada persona que ha vivido el periodo actual de cuarentena tendrá una opinión personal de la experiencia. Los hechos se han sucedido de una manera tan rápida y dramática, que si regresamos tan solo unas pocas semanas podremos notar la magnitud de los cambios en el estilo de vida que nos hemos visto obligados a aceptar. Todos estos cambios nos sacan de la zona de confort por lo que los asumimos como un sacrificio incómodo y necesario para el bienestar y salud personal y de nuestros allegados y familiares. La mayoría tiene que afrontar grandes pérdidas en diferentes aspectos de su vida diaria, aunque tímidamente también hemos querido destacar que la actual situación ha visibilizado algunos beneficios de nuestra cotidianidad que estaban ocultos para nuestra percepción.

Para muchos ya se ve una luz al final del túnel, porque de manera forzada, a mi modo de ver, se ha pretendido regresar a la "normalidad" anterior a la emergencia sanitaria. Existen muchos intereses: económicos, políticos, sociales, religiosos y de toda índole para tratar de terminar con las consecuencias de esta pandemia.

La palabra cuarentena se refiere al periodo de cuarenta días que Jesús se aisló en el desierto para afrontar su lucha contra el demonio. En la edad media ese demonio se personifico en la peste, y de manera empírica se aislaron los enfermos de los sanos durante 40 días. Se aislaron los marineros en sus barcos porque traían el mal o la peste, pero aun así este demonio era puerco, porque sin saber cómo, las personas se seguían contagiando misteriosamente. Por su puesto no se manejaban los conceptos de higiene personal, disposición de excretas y manejo de plagas y alimentos. Es más, podemos decir que el concepto epidemia se manejó política y militarmente como herramienta de conquista, como es el caso de Mesoamérica en donde el sarampión y la viruela diezmaron la población en los siglos XVI y XVII. Al lograr su objetivo de dominación, los conquistadores decidieron cambiar esta perspectiva y se empiezan a combatir las epidemias en el siglo XVIII.

Se presentaron dos posiciones entonces: la primera sostenía que la epidemia se trasmitía de persona a persona por lo que se aislaban o secuestraban los enfermos (separaban), la ejerció principalmente España y sus colonias. El propósito era esconder a las víctimas de la epidemia para proteger el comercio. La segunda posición sostenía la teoría del miasma: los cuerpos enfermos, las basuras y las aguas emanaban flujos o miasmas que al inhalarlos enfermaban a la población expuesta. Esto llevo a crear normas de saneamiento ambiental, a mejorar las condiciones de las viviendas y ambientes laborales. En realidad, ambas teorías tenían la razón. Pero, aun así, algunas epidemias persistieron, porque se desconocía la importancia de los vectores como pulgas, mosquitos como es el caso de la fiebre amarilla. El salto de la biblia al microscopio se dio con el descubrimiento de las bacterias en el siglo XIX, lo que revoluciono la medicina y muchos aspectos de la civilización.

En caso de epidemias la humanidad siempre ha buscado culpables, para liberar responsabilidades. Ejemplo de esto son los periodos de estigmatización y rechazo que sufrieron los extranjeros y aun comunidades y/o países enteros: la gripa española, la influenza mejicana, el virus chino. Estas costumbres son condenadas por la OMS porque los discrimina y hacen que los dolientes escondan su situación, lo que ayuda a retardar y entorpecer el manejo de la epidemia. Con el desarrollo científico aparecen nuevos chivos expiatorios: las prostitutas en el caso de la sífilis, los gays con el VIH, los cerdos con N1H1 las aves, los murciélagos, los ricos que viajan en avión, pero la verdad es que en todos los casos la ignorancia va de la mano con la pobreza y esta con la enfermedad. Para mí, esta es la primera enseñanza que saco de la nueva pandemia.

Sería prematuro y presumido sacar conclusiones definitivas, pero ya es hora de organizar algunos conceptos para aprender de esta experiencia global e individual. Hasta el siglo XX las epidemias se producían en poblaciones que pasaban por un mal momento: guerras, hambrunas, migraciones entre otras, pero en la actualidad a nuestra sociedad de hiperconsumo no le va mal. ¿Qué ha pasado entonces?

El papel del neoliberalismo político empobreció los sistemas de salud privatizándolos y dejándolos sin recursos humanos y tecnológicos. La comorbilidad que es factor de riesgo, añadió letalidad al coronavirus. Las dietas no sanas con exceso de calorías vacías producen obesidad, diabetes e hipertensión arterial. El vernos encerrados nos puede ayudar a dejar alimentos poco saludables, a cocinar y consumir una alimentación más variada o, por el contrario, podremos salir más gordos si no cuidamos lo que comemos.

El cambio climático altera el ecosistema y esto lleva a que la población expuesta sea más vulnerable a enfermedades respiratorias dadas por la contaminación, así como la exposición a gérmenes que les favorece el calentamiento global. El contacto con especies animales salvajes y las zoonosis en algunos casos, resultado de la producción en cadenas industrializadas viene favoreciendo la secuencia de pandemias en el siglo XXI. La recuperación del planeta en pocas semanas, nos puede enseñar que el cambio, es posible de realizar si hay voluntad política y se puede restablecer el equilibrio ecológico, para lo cual se deben adoptar tecnologías y costumbres amables con la naturaleza. Se debe disfrutar, el aprender a amar y a cuidar nuestro hogar. Hacer estos cambios a partir de la crisis del coronavirus nos demostrara inteligencia y madurez.

Estos cambios implican habilidades blandas, trabajo colaborativo e interdisciplinario con nuevas tecnologías y plataformas, nuevos horarios de trabajo, e implementar el trabajo en casa parcial o total.

Los ciudadanos tienen que aprender que quienes los gobiernan no pueden tomar decisiones unilaterales restringiendo libertad y garantías a la población y favoreciendo pequeños grupos políticos, industriales o sociales. Deben analizar a quienes se han aprovechado de la situación para tomar ventajas mezquinas o para cometer actos de corrupción flagrante, para castigarlos con el voto y solicitando investigaciones y sanciones pertinentes. Las democracias deben debatir sobre los errores cometidos y las deficiencias para superarlas y aprender para futuras pandemias con protocolos e infraestructura actualizadas, programas de salud pública que permitan restituir la dignidad de los usuarios, hasta ahora cosificados y tratados como un número más.

Las crisis se presentan como un desafío para crecer, y este desafío va a cambiar la historia geopolítica del planeta. Cada vez se ve que el eje del poder ser desvía más hacia el oriente y esto aumenta más el miedo y la histeria colectiva, muestran la vulnerabilidad biológica del ser humano, la vulnerabilidad política y económica del sistema. Y estos temores favorecen el cambio de las reglas y de los regímenes autocráticos. Cada uno deberá sacar las conclusiones con respecto a si mismo, a su familia, a su trabajo y los deberes y funciones que como ciudadano debe al estado. La idea es que este encierro nos permita aprovecharlo para salir mejor de lo que entramos, y esta puede ser la ultima oportunidad.
El enlace ha sido copiado al portapapeles.
299
Facebook Twitter LinkedIn Google+ Pinterest WhatsApp
Copiar Enlace Tu navegador no soporta copiado automático, por favor selecciona y copia el enlace en la caja de texto, luego pégalo donde necesites.